El Ejecutivo Comunitario pretende disminuir los niveles de dióxido de carbono en los coches a una media de 95 gramos por kilómetro, una frente a los 135 gramos registrados el año pasado. Las emisiones procedentes de las furgonetas se reducirán a 147g CO2/km en 2020 respecto a la cifra de 181,4 g en 2010 (último año del que se dispone de datos) y se fija un objetivo obligatorio de 175 g en 2017.